Mientras el autobús se movía, recordé aquel dia tan especial que al mismo tiempo llovía y te conocía, tenias el uniforme de la escuela, eras una chicuela, no vivías con tus padres, te mandaron del campo a la ciudad a vivir y a estudiar donde tu abuela...
Llamabas mucha la atención de todo los chicos del barrio, creaste un celo masivo entre las chicas de la calle donde vivo... Desde que te vi, sabias que eras alguien muy especial, tu pelo negro, y tu forma de caminar, levantaron pensamientos internos, sin dudar...
Yo no era lo máximo, pero tampoco era lo mínimo, entre lo feo y lo bonito, si fuera una escala del uno al diez, entre un siete o un ocho estaba bien...
No sabia como abordarte, y disculpa esa palabra, ni que fueras una yola, o un yate, talvez un barco, pero deseaba en ese momento por lo menos darte un abrazo...
Deje pasar de nuevo la oportunidad de abrirte mi corazón y talvez algo mas, pero los nervios se confundieron y temblaban como gelatina, mientras venias, yo me iba, y cuando te ibas, entonces era que me armaba de valor, pero al final huía...
Pero un dia me arme de valor, deje atrás el lapiz, rompi el papel que tantos corazones rotos por ti dibuje y luego tiré, te miré fijamente a los ojos, tu ya sabias lo que venia, gracias a Dios, no tuve que decir una palabra, antes de abrir la boca, ya tu me estabas diciendo, que tambien de mi, estabas enamorada...
Senti un alivio en todo mi cuerpo, mis ojos brillaron como aquel lucero, mi corazon latio tan fuerte que fui a parar al hospital, no por mi taquicardia, si no porque una bicicleta me llego a chocar...
Ya recostado en la camilla, doliendome una costilla, de mi boca salia una sonrisa, de tus manos unas caricias, y le dije al doctor, si esto es la muerte, quiero que me dejen morir de amor hoy... y mañana me resuciten tus besos vida mía...
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