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martes, 16 de agosto de 2016

Poetas muertos de hambre...

Llovía a cantaros una mañana de mayo, no era tarde no era temprano, lejos se escuchaba el canto de los gallos… Desde mi ventana, pluma en mano comencé a escribir pero no controlaba mis manos… La lluvia se hacía más intensa y mis sentimientos afloraron el intento de este poema, recuerdo tu pelo negro cual diadema en una princesa de algún reino del sur que encontró su príncipe azul y después lo perdió, no sé realmente que paso, pero el amor no es un juego, es más que eso, lo es todo, y no es nada, de momento estas volando junto a tu amada y luego caes al suelo, como si no pasara nada… Más tarde ceso la lluvia, las gotas que bajaban del techo, se estrellaban en el suelo suicidándose involuntariamente, volvió el recuerdo a mi mente de tu silueta silente que merodeaba en mi azotea, entraba y salía de mi cabeza, por mi nariz, oído, ni imposible, si una proeza… Te deje el escrito encima de mi escritorio, será un recordatorio para futuras generaciones, pues mientras los poetas morimos de hambre, por sacar a la luz la verdaderas emociones…. Autor Juan Pablo Peña Pallamps

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